Las acuarelas en la obra artística de la pintora española del Siglo XX Menchu Gal

El grupo de las acuarelas más antiguas de la pintora española Menchu Gal se caracteriza por una gama asordada, parda. El paisaje está contemplado –y realizado- desde un punto de vista muy distante, compuesto de multitud de pequeñas formas –árboles, casas, tierras- que no pesan, como si el aire y la distancia les proporcionara no sé que aspecto fantasmal.

Carlos Ribera observó en 1948 que en ellas “va distanciándose de la fidelidad realista y concediendo primacía a la soltura técnica”. De igual modo a como sucede con sus óleos, las acuarelas a partir de la década de 1970 se caracterizan por la gama más contrastada y rica de tonos, por la simplicidad poderosa de las formas, por su realización más audaz, y por la composición y ordenación de elementos de manera más arquitectónica. La pintora se toma en ellas ciertas libertades personales como densificar el color a la manera del gouache o dibujar en blanco sobre el color, de manera antiacadémica para los puristas pero con sintética maestría, sin prescindir del arabesco de su pincel ni de su peculiar nerviosismo casi táctil.

Las acuarelas reflejan la parte más sensible y delicada de su producción artística, al tiempo que su trabajo más relajado y, quizás también, divertido.